La hora del té
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La duquesa de Kent invitó a toda la realeza a tomar el té en el palacio.

Todos estaban muy desprogramados y se ponen de acuerdo y comienzan a jugar a las adivinanzas. La duquesa era muy buena para las adivinanzas y viendo a través de la ventana a la hija que estaba montando a caballo, dice:

- Ya está , ahí va la primera: GRANDE Y BRIOSO Y ENTRE LAS PIERNAS DE LA MUJER SE PONE NERVIOSO.

- Ya sé, EL CHIMBO, dice un invitado.

- Oh, es usted un mal educado. ¿Cómo se le ocurre? -Se ofende la duquesa e indignada, dice- Jaime, por favor traiga la capa y el sombrero que el Duque se retira.

- Oh, no discúlpenlo por favor damas, denle una oportunidad. -suplican los invitados.

- Bueno, por esta vez lo disculparemos, pero que no se repita.

La Duquesa ve a una invitada jugando con un anillo en el dedo y dice: ES REDONDO Y BRILLANTE Y A LAS MUJERES LES ENTRA COMO UN GUANTE.

- El CHIMBO, dice el invitado nuevamente.

- Oh, esto es terrible, es inadmisible, imperdonable. Jaime, traiga la capa y el sombrero que el Duque ahorita si se va, grita la Duquesa.

- No por favor, dispensen mi mala educación, prometo que no se ha de repetir.

Todos los invitados le piden a la duquesa una última oportunidad.

- Bueno, pero será la última vez que soportamos una grosería semejante -responde la Duquesa muy seria.

La Duquesa observa a un invitado metiendo la tostada en el té y dice: Ahí va la tercera, ENTRA SECO ESPONJOSO Y SALE MOJADO Y BABOSO.

El invitado grita:

- JAIME, TRÁIGAME LA CAPA Y EL SOMBRERO QUE YO ME VOY PORQUE LA PUTA MADRE SI NO ES EL CHIMBO.