En la ciudad
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Había una vez un tipo medio tonto llamado Gilberto que nunca habia ido a la ciudad, pero ya le habían dado referencias de como eran los carros, que si eran amarillos con una plaqueta arriba esos eran Taxis.

Entonces vio uno de esos en la ciudad, lo detuvo, y se subió.

Impresionado comenzó a ver como aquel hombre movia sus pies y sus manos, y le preguntó:

- Señor y esa palanca que usted le mueve de aquí para allá y de allá para acá, qué es?
- Esa es la palanca de cambios.
- ¡Aaaah yaaaa!

Y al ratito...

- Oiga señor y eso que usted pisa allá en el suelo... ¿Eso para qué es?
- Eso es el freno...
- ¡Aaaah yaaaa!

Un poco después...

- Oiga señor, ¿Y eso que se tiene arriba de su cara que me veo doble, eso qué es?
- Eso es el retrovisor.
- ¡Aaaah yaaaa!

Y Gilberto ve un Mercedes y le pregunta al taxista...
- Oiga señor ¿Y esa cosa redonda que tiene ese carro, adelante, para qué es?

Entonces el conductor, que ya estaba cansado de tanta preguntadera, le contesta:
- ¡Esa es la mira para matar a los tontos!!

Y Gilberto todo impresionado le dice:
- Huuuy... no sea mentiroso, no sea chicanero!!
- ¿Qué noo? Vamos a ver... ¿Ve ese tonto que esta allá? ¡Pues le vamos a atropellar!!

Y efectivamente el señor conductor se lanza a por él, pero cuando ya lo iba a pasar por
encima dio un viraje para no atropellarlo (obviamente estaba tomando el pelo a Gilberto).

Pero en esas, sonóo un golpe muy duro y el taxista todo asustado dice:

- ¿Qué pasó, que fue ese ruido tan extraño?
- ¡Pues señor, que si no llego a abrir la puerta, el maldito se nos escapa!