Crónicas marcianas
25/04/2004   Lecturas: 18.500

Publio

Miércoles por la noche. Acaba de terminar la estupenda serie de Los Serrano y empiezo a cambiar de cadena con el mando a ver si hay suerte...

De repente, en la segunda cadena de Televisión Española algo me llama la atención: Un grupo numeroso de gente... están a plena luz del día en el campo... se está disparando
un cohete... despega... intensa emoción en la cara de los que esperan... Aquí me quedo.

Y empiezan las Crónicas marcianas. Se trata de un reportaje del momento en que los estadounidenses están enviando a Marte un robot denominado Spirit.

Por fin acaba la cuenta atrás, una nube increíble de vapores bajo los motores del ingenio que arranca... consigue despegar... ¡Oh God! ¡Oh my God! ¡Beautiful! Escuchamos entre las exclamaciones del público... Y vemos al cohete que se aleja cada vez más, para, en la toma siguiente observar como se desprende de cierto equiapaje y sigue su aventura espacial.

Es realmente interesante, me digo. Y me quedo viéndolo.

Después, nos pasan al interior de una inmensa sala llena de computadoras, detrás de cada monitor, un ingeniero. Desde aquí están dirigiendo los prolegómenos de otro lanzamiento... Si, hay otro cohete al exterior que piensan lanzar al espacio... Entre estos ingenieros ¡Hay gentes de todas las razas! Me ha llamado la atención uno de raza amarilla con una camisa con una mitad barras y la otra mitad estrellas... Pero hay latinos, germánicos, eslavos... ¡Dios mío! Hay de todo. Y no parecen llevarse mal...

Ya es de noche y se preparan para otro lanzamiento. Lo relata un ingeniero encargado que está con su mujer y sus dos hijas ¡Qué diferentes los cuatro! ¡Qué curioso! Claro, el parece de origen hindú, árabe o algo así y la mujer claramente eslava... Las hijas son una rara mezcla y tira más cada una a cada uno de sus progenitores.

Empieza la cuenta atrás: ocho, siete, seis... va diciendo el padre en alto, mientras murmura lo mismo el resto de su familia... ¡Se paran! ¡Qué decepción! Hay problemas con el combustible... Nos dice el ingeniero que si no sale en los siguientes minutos ya no podrá entrar en la órbita de Marte en buenas condiciones y habrá que esperar dos años...

Al interior, sudor en la frente de los ingenieros de la sala, que se agitan rápidamente en busca de la solución.

¡Se reanuda la cuenta atrás media hora más tarde! Han arreglado los problemas de la ignición Ocho, siete, seis... uno ¡Cero! Vuelve a decir toda la familia... Despega... ¡Sale! Una panorámica de todos los que están al exterior y otra al interior... Caras de todas las razas... ¡Se abrazan un blanco, una blanca y un negro!

Acaban de lanzar el robot Oportunity rumbo a Marte ¡Dios bendiga a América! oímos decir... Si, Dios bendiga a América, porque en ese momento todos estamos allí. Allí se ha juntado el esfuerzo de lo mejor de la inteligencia humana de todas las razas, religiones y países, para un propósito común ¡Y ha funcionado! ¡Esto es realmente emocionante! Me siento allí en esos momentos ¡Y eso que es de un tiempo ya pasado! Ahora recuerdo que los robots llegaron el verano pasado a Marte ¡a 160
millones de kilómetros!

Acaba el reportaje ¡Dios bendiga a América, que somos todos nosotros! Me digo. Vuelvo a cambiar de cadena con el mando... ¡Crónicas marcianas! También aquí...

Pero no va de ingenios... ahora un conde, el Conde Lequio, le dice a una mujer gordita de pelo negro ¡que no puede ser puta porque es infollable! ¡Anda! ¡El moderador es el mismo que llamó hijo de puta a Bush!

¡Ahora ya se que he estoy de vuelta en España! ¡Esto si que es emocionante!... Detrás una mujer muy gorda, con una pierna escayolada sobre una cama, hace como que se masturba con una botella de champán enorme... ¡Vaya espectáculo! ¡Esto si que es progreso... No sé hacia donde, pero progreso! ¿O tal vez no?