Los españoles perdieron
15/07/2008   Lecturas: 7.440

Catilina

Me pide el editor de La Ventanita que vuelva a escribir para esta página y yo, que me he hecho de rogar, reconozco que estoy más feliz que un gorrino chapoteando en lodo.

Empiezo esta nueva serie refiriéndome al debate que en campaña electoral mantuvieron el entonces -y actual- ministro de Economía, Pedro Solbes, y el militante estrella -que se presentaba como segundo por Madrid por el Partido Popular- Manuel Pizarro.

Y es que, el pasado fin de semana, una televisión digital emitió de nuevo el debate, permitiéndonos revivirlo con 3 meses de perspectiva y mucha mayor información. Entre otras muchas cosas que ahora sabemos e ignorábamos entonces está la de que el ministro de Economía conocía, desde el mes de Enero, datos económicos muy negativos que en el debate negó que conociera, o siquiera que existieran. Pues estaban en las oficinas del Ministerio de Economía.

Según finalizó el debate (que el ministro Pedro Solbes se encargó en convertir en de water con aplomo y tesón dignos de mejor causa) todos los medios de comunicación comenzaron una carrera para tasar el resultado de la confrontación, más tomada como pelea que como diálogo. Innecesario es decir -ustedes aún lo recordarán bien- que pese a la división de opiniones entre medios conservadores y liberales (ABC, COPE, La Razón, Intereconomía, Libertad Digital, etc.) y medios de ultraizquierda (El País, La Sexta, La Ser, Público, etc.) quedó asentada la impresión de que Pedro Solbes resultó vencedor.

Y ello, en mi opinión, por distintas razones. Primera, porque no resultando Manuel Pizarro un contrincante con la acometividad que previamente se esperaba de él, eso ya le daba un plus de debilidad, de falta de convicción, que el tesonudo ministro supo poner en evidencia. La segunda razón sería, para mí, el hecho de que Pedro Solbes, mintiendo y sin demudar el gesto, consiguió dar la impresión de que Pizarro no tenía buen conocimiento de los datos reales que se manejaban en el ministerio de Economía. La tercera razón hoy es clara, la crisis no estaba lo suficientemente agudizada entonces como para que una mayor parte de la población tuviera dudas razonables sobre la veracidad de las afirmaciones del ministro socialista.

Pero han pasado tres meses, y cada vez que sale cualquier palabra o imagen retrospectiva de Zapatero afirmando que solo existía una agitación temporal de los mercados que acabaría a finales de Marzo, sabemos que mentía, como mintió antes y como miente ahora. Solamente tres meses después, siguen mintiendo como bellacos para ocultar lo que economistas nacionales del mayor relieve anuncian hoy como entonces anunciaron la actual crisis: nuestra entrada en recesión y posterior estanflación; esto es, crisis con inflación galopante. Hoy sabemos que Solbes ganó aquel debate mintiendo y que Zapatero, mintiendo, ganó las elecciones que perdimos los españoles porque la victoria se construyó, una vez más, sobre una mentira que cobra poco a poco dimensiones históricas, mientras se cobra, uno día tras otro, miles de trabajadores-víctima puestos en la calle sin empleo.

Hoy, pese a todas las mentiras socialistas, mentiras esparcidas al unísono y por doquier, sabemos todos los que queremos enterarnos -quienes queremos saber de verdad y no solamente en ocasiones- que la economía de España está ya en regresión; esto es, que decrece. Aquello que los medios de comunicación llaman crecimiento negativo, como si esto pudiera ser posible (avance hacia atrás, vamos).

Hoy se producía la mayor suspensión de pagos de nuestra Historia, la de Martinsa-Fadesa, a quien Zapatero prometió apoyar para que no se derrumbara en plena campaña electoral, y ahora ha dejado caer, tal vez, porque la inmobiliaria no es catalana. Hoy también, la compañía Roca anuncia el envío a la calle a más de cuatrocientos trabajadores de toda España; otro tanto hacía Pirelli, y hoy cae el precio de la vivienda libre por primera vez desde hace diez años...

Al cabo, la nulidad que nos gobierna, parece incapaz de llevar el timón de esta nave a la deriva en una crisis que solo sabe achacar al extranjero, y que tanto nos recuerda aquellas sircunstansias supranasionales de Felipe González durante la crisis que le tocó vivir, y en la que los socialistas colocaron a España en más de tres millones de desempleados. Y digo los socialistas, y no el PSOE, porque entonces los sindicatos contribuyeron enormemente, con su ignorancia y su estulticia, a que cientos de miles de trabajadores que les entregaron su confianza (y su dinero), acabaran en la calle desempleados, arruinados y desamparados.

Pedro Solbes, ya ven, ganó aquel debate haciendo un uso de la mentira que hoy nos parece bochornoso. Con ello afianzó las condiciones necesarias para que el PSOE ganara de nuevo las elecciones, pero, a cambio, las perdimos el resto de los españoles. Lo sabemos ahora que ponemos nuestras barbas a remojar, al ver lo que les sucede a los trabajadores de Martinsa-Fadesa, de Roca, de Pirelli... o tantos y tantos autónomos desconocidos. Mientras, los sindicatos son los de siempre, y es que su pan lo tienen garantizado por el sudor de los trabajadores de verdad.

Mientras se enriquecían, sumieron a España en la miseria y el paro y volverán a hacerlo. Al tiempo.