El día después
10/06/2005   Lecturas: 9.873

Catilina

No ha servido para que el partido en el Gobierno comenzara en silencio una reflexión profunda sobre lo sucedido en la manifestación del sábado 4 de junio. La manifestación les ha hecho daño, al extremo de que todo ha sido agitación inmediata. A toda prisa se han desplazado minuciosamente todas las piezas del tablero para permitir el enroque de Zapatero hasta después de las elecciones gallegas. Aún más, han pasado de mover a los peones de brega como la impresentable Pilar Manjón, a poner en movimiento las principales figuras medias del insulto: el caballo Rubalcaba y el jumento Puigcercós. Pero seguían sin verlo suficiente, así que se han puesto rápidamente en contacto con palacio. Con el palacio de la reina Prisa, claro. Y, en vista de que el rey es un poco mandria, han solicitado que intervenga directamente la reina.

De manera que, al abrir el alba del martes, ya pudimos sentir en el horizonte las enormes andanadas de la artillería mediática prisaica lanzando amenazadoras tracas en todas las direcciones. Toda una torre se ha movilizado y nos ha lanzado un editorial reflexionao, ejemplo de pulcritud que nos enseña a la plebe de lo que es capaz el castillo cuando se pone a trabajar.

Pero como este movimiento de tripas no les pareciera suficiente para amedrentar al vulgo en manifestación, la propia reina ha abandonado la pradera y se ha puesto a lanzar ventosidades contra la chusma. El fétido olor, conjuntado con el mucho humo producido por la torre, amenaza con llevarse al otro barrio a un centón de víctimas mediáticas, de esas que gritan consignas y amenazan la siesta de ZP, que ha quedado profundamente dormido después de que Serrat le cantara las Nanas de la cebolla.

Ahora, estremecer, estremecer, lo que se dice estremecer, ha estremecido la escena el movimiento doliente del obispo leproso, coyuntural comisionado Enano de la mentira desmentida ¡Que artículo de fondo! ¡Que manera de tocar fondo! ¡Qué prosa en la prisa! ¡Qué pluma! ¡Cuánto perdiera Literatura para que ganara Política! Claro que como este alfil es hombre paciente y de tesón la asociación de víctimas del Alto Comisionado va acabar dándole manifestaciones y argumentos para escribir su En busca del tiempo perdido.

Pero después de este despertar sombrío, tras estas andanadas de fuego indiscriminado y en cualquier dirección, sin que sepamos bien por qué, ha roto el silencio, un silencio más amenazante aún que la palabra, un silencio oscuro y lleno de voces que no presagian nada bueno.

Escuchamos este silencio intentando aprehender algunas voces, pero todo es una algarabía de ultratumba, un runrún ininteligible que dudamos siquiera que no sea nuestra imaginación que intenta a duras penas ponernos a salvo de la realidad: un fatigoso coro de voces entre las que, sin entenderse nada, parece escucharse el tono cansino del fiscal general del Presidente que niega el cargo a un fiscal decente frente al dictado de todo el Consejo ¡toma talante, Cardenal! Si escuchamos con atención, entre voces morunas, parece que oigamos las palabras amigas de Moratinos que les promete que nunca irá la Legión al Sáhara, que para eso el gobierno socialista le ha regalado -por solidaridad- los tanques al aprendiz de genocida. No hemos acabado de distinguir quién estaba tras una serie de rebuznos contra Aznar, pero apreciamos cierto deje catalán. Escuchamos más atentos, pero únicamente oímos silencio, el silencio de los corderos, de los mansos que aún no han sido llamados a manifestarse (No a la guerra, no a la guerra, no a la guerra..., retumba en nuestros oídos) ¡Ojo! ¡Escuchad, parece que Rubalcaba ha leído El Mundo, porque dice ahora que cada día está más claro lo ocurrido 11 de marzo en Madrid! Es curioso pero, por un instante, hubiera jurado que oía a ZP cantando... Es Lucía la canción? ¿Se estará duchando? ¿Se habrá despertado ya?

Good morrrrning Spainnnn... Nos espera un largo día.