La nueva Inquisición
03/11/2008   Lecturas: 7.391

Publio

Éramos pocos y parió la abuela, dice un viejo refrán español. Esta vez la que ha parido un libro sobre su majestad la reina de España, doña Sofía de Grecia (nuestra reina es griega de nacimiento) ha sido la veterana periodista Pilar Urbano.

Cuando decimos sobre queremos decir que el libro sería el resultado de las respuestas de su majestad a un formulario de más de seiscientas preguntas que habrían servido de base para una serie de charlas-entrevistas con su majestad en un intento de barrer el pasado más reciente y la actualidad de nuestra nación.

El caso es que España se ha visto envuelta de nuevo en una pelotera nacional de esas a las que tan aficionados nos hemos vuelto, y que tan bien se nos dan.

Abrió el fuego -cómo no- El radical por excelencia de la política española, el líder comunista Gaspar Llamazares, doctor en pucherazos que, después de llevar a su partido a la más absoluta ruina, anda amenazando con avisos para navegantes. Yo, más bien, hubiera hablado de aviso para náufragos, porque ha conseguido que los actuales diputados de PCE quepan en un Smart (si le dejamos, éste si que termina con el cambio climático, pero por agotamiento de la galaxia). Sí, no se asombre ciudadano europeo moderno que nos lea, en España aún campa el Partido Comunista por sus fueros.

Después de este bananero, vinieron los mismos pero en versión provinciana (en nazionalista) Los camisas grises de Reus, los guerracivilistas de la extrema izquierda catalana -la Izquierda Republicana de Cataluña- que tanto hizo por abocarnos a la guerra civil hace tan solo 70 años.

Y tras estos fascistas, la marginalidad zapateril títere, morada y frita; el enano gesticulante. Todo el que grita por ver si mama, esto es, si vive de la mamandurria, del pilla-pilla presupuestario (De Diego dixit). Majaderos que no comprenden lo que es una democracia porque es dudoso que acabaran la educación primaria. El lobby gay que dice representar a millones pero que, en realidad, representa a cuatro mastuerzos ávidos de agarrarse a las tetas del Estado nodriza.

No ha faltado asociación de gays y/o lesbianas y/o yo qué sé qué, que haya exigido a su majestad ¡que se retracte de sus opiniones!; Como lo oyen. Para todos estos tipejos la libertad de opinión no existe; existe la libertad de repetir lo que ellos digan. Así es la ultraizquierda española en cualquiera de sus muchas vertientes y manifestaciones. Llego aún a dudar si este tiririti no lo haya montado Pilar Urbano para vender cien veces más libros de los que hubiera vendido sin esta publicidad.

¿Y qué es lo que tanto revuelo ha causado? Pues, de todas las opiniones de Doña Sofía recogidas en el dichoso libro que se han ido filtrando a la prensa, aquellas que no están de acuerdo con los dogmas de nuestra izquierda totalitaria.

La reina, por poner un ejemplo, no se muestra nada favorable a la intervención en Irak, o no oculta su simpatía por la candidatura de Obama, o por el anterior presidente de Gobierno socialista Felipe González, o la esposa del actual presidente, Zapatero, etc. Todas aquellas opiniones que respaldan personajes, actitudes o acciones simpáticas a la izquierda no han merecido comentario; pero aquellas que no se corresponden con la ortodoxia de su catecismo... eso ya ha sido otra cosa, harina de otro costal. De esas opiniones la reina debe retractarse, según los más radicales de nuestra izquierda radical, o no debería haberlas pronunciado según los más moderados. Porque molestan a media España; esto es, porque molesta a su media España. De las otras manifestaciones, nada tienen que objetar, claro, porque molestan a la otra media. Pues en este nivel de imbecilidad se desarrolla la polémica.

Uno creería que estábamos deseando vivir en una democracia para que todos pudiéramos opinar y expresar nuestras opiniones sin cortapisas y con total libertad. Pues resulta que no, que, según quienes, no pueden o no deben ¿Y quiénes son esos quienes? Muy sencillo, los que no opinan lo que nuestra abecedeta ultraizquierda afirma que hay que opinar. Los que no se ajustan a lo que esta Inquisición revivida del santo oficio que se han dado a sí mismos ciertos cleriguchos en misión de torquemadiñas de esta posmodernidad de puñalada y fingida sonrisa.

¿Es la reina que habla de la Ley Natural la excusa para la auto de fe? Si, pero no solo. Hace escasos días era el expresidente Aznar, que abogaba por ayudar a los hambrientos del Tercer Mundo antes que enterrar el dinero en la mitoconsigna del calentamiento global. Y hace escasas semanas era el arzobispo Rouco porque hablara contra la eutanasia o los abortos de ocho meses. Y poco antes Federico Jiménez Losantos que clamara contra el reparto de la Justicia entre los partidos. Y, antes que ellos Manuel Pizarro que nos adelantaba la teoría de las tres crisis económicas superpuestas. Y, antes, Hermann Tersch que criticase el tercermundismo de Zapatero. O un juez que solo debiera hablar con sus sentencias... Suma y sigue. Al discrepante, estos radicales ignorantes le esperan con la coroza y la brea en la mano, dispuestos a proceder a su liquidación social, a su linchamiento en el espacio mediático público.

Público se llama, precisamente, el diario del amigo personal -y primer portavoz- del presidente Zapatero, que además es marido de la ministra de defensa, la nacional-socialista Carmen Chacón. Y Público, salía ayer colocando la foto de su majestad en portada y con tipografía enorme ¿Por qué no se calla? Y yo aquí les voy a contestar a esa pregunta: Porque no vamos a permitir que nos callen los apóstoles del nuevo régimen autoritario, de este neofranquismo que ni Garzón podrá certificar que esté enterrado.