Saque de honor
13/01/2010   Lecturas: 6.814

Catilina

Si el régimen zapaterino esperaba como agua de Mayo la presidencia de turno de la Unión Europea para nublar –aún más- los sentidos de una población muy airada, el comienzo ha sido desalentador.

La estrafalaria reunión en palacio con Elena Salgado, Delors, Felipe González y Solbes arroja como único resultado la impresión de una absoluta soledad e improvisación. Aún más, alguien cuestiona al Presidente en rueda de prensa su capacidad para dirigir la Unión y le sale el autoritario que habita tras la impostada sonrisa. Su mirada es fulminante y evidencia que carece de conocimientos y frescura de ideas, que todo es fachada sostenida por un buen apuntador (apuntalador). Detrás queda un individuo desorientado, indeciso, desconcertado, que se declara partidario de sancionar a los países que incumplan los criterios de convergencia. Desde Alemania y ¡en domingo! Ángela Merkel le responde que no sabe lo que está diciendo. En menos de horas veinticuatro, entre otros, salta De la Vega a quitarle la broza de encima y declarar que nunca han hablado de sanciones. Este vejestorio no dice una verdad ni por una inyección de botox.

Como guinda, para celebrar nuestro liderazgo, el secretario socialista para la Unión Europea, Diego López Garrido, hace el saque de honor en el estadio del Real Madrid y escucha la mayor pitada que recuerdo en lustros. Franco para estas cosas tenía más sentido y ponía a un bellezón como Ava Gardner. Curiosamente, los apóstoles de la memoria histórica –los dueños de La Sexta- silenciaron los micrófonos ¡Velay, en esto no se dejan ganar por Franco! Pues así han ido escondiendo a la ciudadanía sus desaciertos y cacicadas. Pero esta táctica no vale en Europa. En Europa Zapatero es lo que parece. En Europa los tentáculos mediáticos socialistas, su demagogia y su propaganda, ni cala ni cuela.

Créanme que he sido el primer sorprendido por la adversa reacción mundial frente a Zapatero. Una reacción unánime recogida en medios de derechas o de izquierdas. Igual reacción en Gran Bretaña que en Francia, en Italia que en los Estados Unidos de Norteamérica que no dejaba a este títere con cabeza. Su problema es que donde acaban las fronteras de su poder mediático su desprestigio es absoluto. Hemos pasado de los elogios de Time y Newsweek al nuevo socialismo en 2004, a una crítica acerada al socialismo tambaleante de 2010. Para contrarrestar su descrédito, Zetapé ha puesto a chillar contra el Partido Popular al orfeón de enanos que le rodea, a ver si nos despista. Ni en esto ha estado original.

En esta clave hemos de entender el último trabajo de Janli Cebrián en su El País titulado Ni respeto ni silencio. A estas alturas, ambas actitudes resultarían increíbles en este fatuo que, para oponerse a un fallo judicial, precisa juntar 2000 palabras untuosas y artificialmente espesadas. La sentencia se le hace un bodrio intelectual a este guiñol palopega que intenta librar a sus empleados arremetiendo, una vez más, contra sus fantasmas personales. Lean en Internet La baba en la pluma para comprender el valioso servicio a la sociedad que rinde gente así, según su patrón.

Hay quien pensará... que escribo esto desde mi condición de periodista dice. No se preocupe, no lo pensamos porque sabemos de la trayectoria de esta fiera del franquismo, que aprovechó bien sus vínculos con el núcleo duro de la dictadura para ocupar cargos político-periodísticos que nunca mereció por su escasa edad, trayectoria y falta de conocimientos. Sorprende que un tipo así sobreviva aún sirviéndonos esta espesa sopa de adipo de culo de gallina centenaria que si a algo sabe es a rancio.