11-S... de 2006
13/09/2006   Lecturas: 9.266

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Y es que han pasado ya ¡cinco años! Cinco años desde que una turba de alienados, de enemigos del ser humano y enemigos de la civilización en general, decidiera inaugurar el milenio lanzando contra las dos torres gemelas del World Trade Center, en Nueva York, un ataque cuyas consecuencias ignoro si tenían previstas porque ignoro si es posible prever algo así. Seguramente, en su cabeza estaría el ataque porque sí, a lo que saliera, un ataque sin sentido a las torres y a todo lo que se moviera dentro de ellas, sin previsión de lo que se produjera posteriormente. No creo que haya en la Historia de la Humanidad un precedente de tanta radicalidad, de tanta ceguera ante las consecuencias, tan... tan indiscriminado.

He pasado más tiempo, ahora, escuchando las narraciones de los supervivientes, que entonces, siguiendo los acontecimientos en directo, que me repugnaban. Me han interesado más los testimonios directos de quienes superaron la tragedia que la visión descarnada de la barbarie islámica.

Hay quien, poniendo una venda ante sus propios ojos, está empeñado en no querer ver lo evidente: la estrecha conexión entre islamismo y terror, entre islamismo e inhumanidad y, más allá, islamismo y barbarie. Desde la barbarie de quien quema la Biblioteca de Alejandría porque no hay más libro que el Libro, privando a la Humanidad de una de sus más inmensas construcciones culturales, a la barbarie de quien echa abajo el centro económico del Mundo porque es el centro de Occidente y dicen odiar a Occidente, aunque no dejan de invadir Occidente para beneficiarse de todo lo que Occidente pone, sin tasa, a su disposición.

Hay quien, poniendo una venda ante sus propios ojos, está empeñado en hacernos creer que su radicalidad se debe a su pobreza relativa, pero resulta que los terroristas vienen de los países islámicos más ricos y con más recursos y, además, países mucho más pobres que ellos no esparcen por la Tierra esta turba ideologizada porque están muy ocupados en buscarse el sustento mínimo.

Hay quien poniendo una venda ante sus propios ojos, está empeñado en hacernos creer que su radicalidad se debe a una desesperación por la diferencia relativa entre su nivel de renta y la de los países occidentales ¿Y cuando los atentados no son en países occidentales sino en países musulmanes o hindúes o...? ¿Y cuando su nivel de renta es superior a la de otros países, incluso occidentales? ¿Y cuál es la solidaridad entre países islámicos riquísimos y otros más desfavorecidos? ¿Por qué no atacan al sistema feudal que lleva a esas diferencias entre ellos? ¿Por qué estos musulmanes supuestamente más desfavorecidos no cometen actos de terrorismo contra los inmensamente ricos e insolidarios jeques, príncipes, santones, etc.?

La cosa es bien simple: nos enfrentamos a la barbarie. En sus testimonios, los bomberos de Nueva York que subieron a las plantas más altas, comentan con asombro cómo, pese a la dramática situación, los trabajadores de las torres bajaban en fila por la derecha con un orden asombroso y cargando penosamente con cuantos heridos encontraban a su paso, algunos con quemaduras que dejaban a la vista hasta los huesos ¡Eso es civilización! Es civilización que el que bajaba con una botella de agua, se la entregaba a un bombero que subía para que se la diera a quien pudiera necesitarla más arriba. Civilización y humanidad.

Lo que es barbarie es que los que hablan de paraísos, de clemencia y de misericordia, lancen sobre un centro civil de trabajo un ataque con intención de asesinar a más de treinta mil seres humanos. Barbarie eran las manifestaciones masivas de alegría en países musulmanes porque en un acto terrorista habían asesinado a tres mil trabajadores y dejado a tres mil familias (entre las que también había musulmanes) sin sus seres queridos.

Y lo que es definitivamente barbarie es que en España ¡en el Parlamento español! haya basura humana de la bajeza del diputado de Izquierda Unida (Partido Comunista) que al enterarse de la noticia exclamara Se lo tenían merecido.