La prueba del algodón
10/04/2005   Lecturas: 13.052

Catilina

De nuevo, nos encontramos en Madrid. Algunas jornadas después del genocidio islámico de trabajadores del 11 de Marzo de 2004, en el Barrio de La Concepción, erigido por José Banús en la década de los sesenta, junto a la Avenida de La Paz (M-30),  inmediato a los barrios de Ventas y San Pascual, donde se agrupan al Tanatorio y la mezquita. El Barrio de la Concepción se caracteriza porque todas sus calles llevan nombres de vírgenes, todos las imaginables, desde la Virgen de África hasta la del LLuc.

En las calles del barrio se reúnen corrillos de mujeres que se paran con el carrito de la compra y comentan su estupor: Uno de los terroristas detenidos por el genocidio, el sirio Mohamed Allmallah Dabas cuya fotografía ha salido esa mañana en los periódicos, regentaba una agencia de viajes en la calle Vírgen del Coro, en el número 11, y se dedicaba a reclutar y adiestrar a jóvenes musulmanes para la guerra santa contra judíos y cruzados (cristianos). Se veía venir o Un día salimos volando... son los comentarios comunes en un barrio que, en menos de dos años, por su proximidad a la mezquita se ha visto desbordado por la inmigración marroquí, legal o no. Los comentarios se hacen en voz muy baja porque continuamente, pasa a tu lado algún individuo islámico que ha llegado en Metro hasta El Carmen y camina hacia la mezquita o la Comisaría de Ventas, que está en este barrio, a regularizar papeles.

No volverán a saber nada del hermano musulmán hasta que una mañana, antes de Semana Santa, gracias de nuevo al diario El Mundo, sepan que el sujeto, puesto en la calle por el juez que llevaba el caso, ha sido detenido otra vez, implicado ahora en el asesinato en masa del 11-M. Pero hay más, resulta que es un militante del PSOE desde hace 10 meses en la agrupación del barrio madrileño de San Blas, al que le interesaba el teatro y que desde el partido recaba fondos para cometer actos terroristas. Hermano de Moutaz Allmallah Dabas (detenido en Londres recientemente), era amigo de El Tunecino y El Egipcio, protagonistas genocidas del 11-M, y se le vincula al entorno de Imad Eddin Barakat Yarkas, alias Abu Dahdah, jefe de Al Qaeda en España, procesado por el juez Baltasar Garzón, junto con Osama Ben Laden, por los atentados del 11 de septiembre en Nueva York y para el que el fiscal pide 62.500 años de prisión.

Entonces aparece en escena Abdelkrim Benesmail, jefe de la célula de Al Qaeda que quería volar la Audiencia Nacional estrellando contra ella una furgoneta con 500 kg. de dinamita y, a su vez, lugarteniente de Alekema Lamari, cerebro del atentado del 11-M en Madrid. Casualidades de la vida, a este hermano musulmán encarcelado en Villabona, le cuidaba la dentadura Fernando Huarte, dirigente del PSOE y de la asociación en pro del terrorismo palestino Al Fatah, ex-falangista, jefe de seguridad del partido en Asturias y antiguo informante del CSID (toda una biografía), ahora CNI, y que el contacto entre ambos se habría establecido gracias a Yusuf Galán –converso musulmán de origen vasco- que antes había
pertenecido a Herri Batasuna.

¿Complicado verdad? A veces, los caminos del crimen parecen inescrutables, pero sucede que, poco a poco, acaban aclarándose ¿A que vislumbran, de fondo, una cierta relación entre 11-M, Al Qaeda y ETA? ¿Y quién sería el elemento en común? ¿Y a que parece que podría haber más ramificaciones detrás del genocidio?

Pero sigamos. La misma tarde de la detención, el PSOE anuncia la expulsión de Allmallah del partido y, horas después, el Secretario de Organización, Pepe Blanco explica a la nación que en el PSOE entra cualquiera libremente, sin presentación previa, por eso se les ha colado Allmallah. Así que, el notable columnista de Libertad Digital y colaborador de La Linterna de la COPE, José García Domínguez, dedica su Semana Santa a visitar diversas sedes del PSOE en importantes localidades de España para afiliarse, pero no lo consigue en ninguna ¿Por qué? Porque el Artículo 7 de los Estatutos del Partido exige, según le explican reiteradamente, que sea presentado como hombre de bien por, al menos, dos militantes. Como vemos, Pepe Pepiño Blanco no encuentra momento en que decir una verdad ¿Quiénes presentaron a Allmallah para que pudiera entrar en el Partido Socialista Obrero Español?

Queremos saber era el leitmotiv de una ultraizquierda que ahora parece que no quiere saber nada y que nos miente. Es igual porque, por acercamientos sucesivos, los españoles vamos sabiendo cada vez más de unos acontecimientos que se nos antojan más que siniestros. La verdad va estrechando el cerco en torno a quienes todo indica que sabían mucho más de lo que han declarado y tal vez acabemos conociendo a los autores intelectuales del genocidio.

Las casualidades no existen y ZP, Zapatero Presidente, lo sabe. Creemos más en la causalidad. Tic-Tac, Tic-Tac, Tic-Tac...