Don Tancredo Rodríguez Zapatero
14/11/2007   Lecturas: 9.048

Catilina

Y su corte de enanos toreros del Ministerio de (presuntos) Asuntos Exteriores, lleva protagonizando unas semanas que nos coloca en un miedo pánico. De aquellos moratinos vienen estos lodos.

No se pueden armar unas relaciones internacionales en torno a un indigente que siquiera balbuce el inglés (der is no óstacles bifor el Rocío). Está muy bien visto en la casa -recalcan los burócratas del ministerio-, razón de más para sospechar de él y esa tropa de funcionariazos esclerotizados que ignoran donde tienen la mano derecha (la izquierda lo saben perfectamente). Tras él, Bernardino León, el tipejo que va prometiendo en secreto al cocalero -marioneta castrista- el doble de financiación que si gana su rival, el candidato demócrata, y que va por el mundo equiparando Ceuta y Melilla con Gibraltar. Y Trinidad Jiménez, que ha demostrado no valer ni para concejal; una cariátide con cara bonita cuyo currículo en el área internacional es haber sido secretaria de Felipe González cuando fue jefe de gobierno.

Estos son la tropa de enanos toreros, y entre ellos destaca, como figura gigantesca, don Tancredo Rodríguez Zapatero, ZetaPé, especialista en quedarse parado en el centro del ruedo hasta que el toro ruede por los suelos víctima del flato de correr y no encontrar enemigo en el albero.

Así que en Chad detienen sin motivo a la flota de un avión comercial español, contratado por una oenegé francesa, y la corte de los milagros tarda cinco días en darse por enterada para, después, sestear hasta que el presidente de la república francesa, Nicolás Sarkozy, les haga su trabajo. Llegan los tripulantes de noche a España y la corte se deshace de harapos y seborrea para situarse al pie de la escalerilla del avión y ponerse cada cual mejor medalla. Mientras, don Tancredo Rodríguez ha dado a la nación una espantosa lección de cómo no hacer absolutamente nada, que ya saldrá Rubalcaba mintiendo –como siempre- para apuntarle(se) los resultados del sudor ajeno. Hoy el avión sigue incautado y ya no les queda más sarkozy en el frasco, así que el avión puede estar de vuelta en España cuando se congele el infierno.

Después, los reyes de España visitan las ciudades de Ceuta y Melilla por primera vez en su reinado. La respuesta de las dos ciudades es extraordinaria y llena de sentimiento nacional, como corresponde a dos territorios integrados en España antes, incluso, que regiones troncales de la Península. Mientras, el sátrapa islamo-fascista que reina Marruecos como si fuera su harén, se dedica, día tras día, a lanzar invectivas y amenazas contra el país que más dinero le regala (sí, me refiero a España) causando una agitación y un malestar nacional próximo a la rabia, ¿Dónde está el señor Rodríguez?. Como siempre en estos casos, escondido, haciendo el don Tancredo ¿Y la corte de los milagros socialista, en qué da? Pues da al unísono en denominar Marruecos a Ceuta y Melilla y compararla con Gibraltar hasta que el sultancillo se sacie de injuriar y ofender a España.

Y, para colmo, la Cumbre de Países Iberoamericanos se convierte, en manos del clan de Fidel Castro -que es quien mueve los hilos desde La Habana- en un desastre sin precedentes que amenaza con sumir a Iberoamérica en el ludibrio planetario. Sin referirnos ahora a Chávez, era para ver al presidente de Nicaragua, el comunista Daniel Ortega, lanzando reproches a la delegación española presidida por don Tancredo Rodríguez que evita decirle lo que corresponde: que preside como un ladrón el país del Mundo al que España regala más dinero, usurpando el dinero enviado a los nicaragüenses como ayuda por las inundaciones.

Lo que vio el planeta en directo fue la trifulca de un continente en declive desde que mediado el siglo pasado muchos de sus países (Cuba, Argentina, Méjico, Venezuela, Brasil...) se situaban en la cumbre de la riqueza y las expectativas mundiales. Una trifulca tramada por la ultraizquierda comunista, que se hace con parte del continente para sumirlo en una pobreza africana, como cualquier otro sobre el que han puesto sus garras. Y, después, a echarle las culpas a Pizarro o a Cristóbal Colón. Porque la ultraizquierda no da, ni ha dado nada que no sea burocracias cleptómanas y dictaduras. Allá donde campe hubo, hay y habrá miseria. Pero nuestros destinos están en nuestras manos, no en las de hombres de siglos atrás.

El rey de España viendo que Chávez, secundado por Ortega, impedía hablar al presidente español en su turno (como habían hecho el día anterior a puerta cerrada), se dirigió a él como lo que es, un cuartelero golpistón y le espetó lo mínimo que un general le diría si se dirigiera a él, ¿por qué no te callas? o, de otro modo, ¿por qué no respetas el turno de quien tiene la palabra? ya que no lo hizo la presidenta chilena, Michelle Bachelet, que regulaba el debate.

Su majestad, como protesta, abandonó la sala sin que le acompañara don Tancredo Rodríguez y los enanos toreros de la delegación española, que optaron por el dontancredismo para que la izquierda no les enjuiciara por respaldar al rey que se salió del guión, según la más enana de estos enanos.

Por mi parte, me quedo con la foto de la sonrisa bobalicona de Moratinos mientras Zetapé abre los brazos y asiente con la cabeza a las palabras del chusquero y Trinidad Jiménez fija la vista perdida en algún punto inconcreto de la sala. Hoy, cuatro días después, Moratinos declaraba que la diplomacia está arreglando el problema, mientras se siguen radiando injuria tras insulto de Chávez al Rey de España.

Esta es la actual diplomacia española: la diplomacia de don Tancredo Rodríguez Zapatero. El cocalero de la política europea, alguien que nunca pierde ocasión de quedar peor que antes.